Concursos

Ustedes perdonarán la superficialidad de este post, queridos ratones, pero debo confesar que si hay algo que me embobaba frente al televisor por allá de los años ochenta, eran los concursos de SEÑORITA MÉXICO. Todo ese glamour, toda esa ceremonia, todo ese brillo (siempre quise tener un traje largo con hartas diamantinas)... Luego uno crece y se entera que la belleza es subjetiva, pero de estos certámenes hay dos cosas que real y verdaderamente quisiera rescatar de entre mis memorias:

1.- El anuncio de las medias Dorian Grey. patrocinador oficial ("ponte como quieras ponte Dorian Grey, pasos a la fama pasos Dorian Grey"...esa cancioncita era taaan pegajosa). Esta marca imponía una bandita a las concursantes con potencial para escalar tremendos pasos a la fama... Ahí tienen a Rebeca de Alba cuyo nombramiento sucedió en 1985.

2.- El segundo lleva el nombre de Adriana Abascal, Señorita Veracruz (luego Señorita México) quien cristalizò uno de mis sueños dorados en televisión... No, no me refiero a ser la viuda de Emilio Azcárraga Milmo y heredar de él una cuantiosa fortuna (maldita), sino que en plena pasarela del certamen Miss Universo, que tuvo lugar en Cancún, caminando con aquel aplomo y elegancia, sus altísimos tacones se le enredaron a la hora de bajar las escaleras y ¡cachacuas! azotó con la delicadeza con la que sólo una representante de la belleza y el pudor pudo haberlo hecho frente a las cientos de personas ahí reunidas y los millones de televidentes que, sin ningún miramiento, nos reimos hasta el cansancio. ¡Imaginar a una reina de belleza en el suelo debe ser el sueño de muchas más que yo! ¿a poco no?

La risa me dura, ratones y ratonas, de sólo recordarlo... ¡No por nada la televisión es para el entretenimiento popular!

P.d. Nuestra Belleza apesta.

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